Spa gastronómico 2022: placer y relax en un menú de varios pasos

2022-07-01 21:35:01 By : Ms. info lin

Tenemos buenas noticias para vos. ¿Alguna vez pensaste en combinar una sesión de masajes con una buena birra? ¿O un tratamiento facial con vino? Ponete contento, ponete contenta, porque Vinómanos es servicio y acá no solo te decimos que es posible, sino dónde.

Los productos que nos da la tierra no solo sirven para escabiar y engullir. Los especialistas en bienestar y belleza aseguran que también tienen muchas propiedades benéficas para la piel, y sin dudas para el estado de ánimo. 

Por eso te presentamos algunos de los lugares de todo el país que reinventan día a día la experiencia del relax y te invitan a conocer nuevas formas de placer que cruzan la gastronomía con los caminos para sentirte mejor.

Desde la Antigua Roma hasta un local en Villa Crespo llegó una idea milenaria y burbujeante: un spa de cerveza, donde el calor del sauna contrasta con la birra bien helada.

Hace casi cuatro años abrió Té de Lúpulo , el primero en Argentina: “Comparte con otros spas de cerveza el uso de la materia prima para beneficio del cuerpo”, dice uno de sus fundadores, Javier Cababié.

¿Cuáles son los beneficios de este spa gastronómico? El lúpulo es descongestivo, se usa en el sauna porque tiene propiedades descontracturantes. “Además de que es riquísimo el aroma”, agrega Javier. 

La malta es exfoliante y se usa para hacer masajes, particularmente en los pies. Y la levadura, se come en unos bocaditos de queso.

La propuesta de Té de Lúpulo son circuitos que combinan masajes, comida, sauna, cerveza, jacuzzi o ducha escocesa, según la elección. 

“Apostamos a un lugar donde las personas tienen un rol activo, toman decisiones, no solamente vienen a relajarse y recibir un masaje. Se van de acá habiendo aprendido cosas a través del uso experimental de elementos como el lúpulo y la malta”, explica su fundador.

La propuesta está inspirada en las termas de la Antigua Roma, que cumplían un rol social y a donde los ciudadanos iban a conversar, hacer negocios, jugar. Muy diferente a la idea actual de spa que en general es visto como “un lugar individual para refrescarse”, marca Javier.

Y agrega: “Nosotros intentamos retomar algo de la vieja escuela del spa, activa y social. Por eso también apuntamos a los grupos”.

Té de Lúpulo tiene un circuito individual (American Single), uno para parejas (Cien baños de soledad) y cinco opciones para dos o más personas: Las Vegas, que incluye falsa boda; Moon Safari, para cambiar tu centro de gravedad; Made in China, con siesta y té; Manhattan be cool, para los relajados y urbanos; y el Andino, para recuperar energías.

Además, hay una opción para grupos, entre 6 y 12 personas, llamada Banquete: un festín digno de celebración, con cerveza libre, sauna y masajes.

La parte gastronómica es sumamente importante en los circuitos de Té de Lúpulo: “Desde el principio nosotros le dimos mucho lugar a la comida, es parte fundamental de la experiencia”, dice Javier. 

Cada circuito tiene su propio recorrido culinario, así como sus propias cervezas. Por ejemplo, Made in China incluye baos de vegetales y diferentes salsas con distintos niveles de picante. Además, tés fríos, con helado, y de malta.

En el circuito Andino la opción es bien argenta: empanadas. En el caso de Manhattan, ofrecen “unos panes trenzados con diferentes rellenos, jugando con la estética del New York deli, una comida al paso”, dice Javier.

Y Cien baños de soledad, finalmente, trabaja con falafel y bastoncitos de muzzarella vegana.

Los recorridos concluyen, como cualquier comida, con un postre que puede ser cheescake o trufas, y viene acompañado de cerveza negra.  

En Té de Lúpulo, si no te llevás bien con el alcohol, ofrecen otras bebidas, como licuados con maracuyá y frutilla.

Cuando creíamos que el vino no podía darnos más alegrías de las que ya nos da, descubrimos que se usa para tratamientos que ayudan a recuperar la piel, tonificarla e hidratarla.

La vinoterapia nació en Europa, en la región de Graves, Francia, donde se encuentran algunas de las bodegas y los viñedos más antiguos del continente.

“Sus precursores fueron Matilde Cathiard y Bertrand Thomas, y fueron ellos quienes inauguraron el primer centro especializado en lo que llamaron vinoterapia”, explican en BioZone , uno de los spa gastronómicos del barrio de Belgrano.

En este local porteño ofrecen tratamientos que incluyen una “máscara” para la espalda con derivados de la famosa bebida a base de uva: “El vino contiene polifenoles, agentes antioxidantes muy efectivos que contribuyen a mantener joven el organismo”, dicen.

Otro lugar de Buenos Aires que conoce sus propiedades benéficas es el hotel Four Seasons, que brinda a quien pueda pagarlo un masaje más autóctono imposible: el Tango Porteño .

Es una “experiencia de masajes coreografiados mientras suena tango” que incluye productos para la espalda, como el exfoliante y la crema humectante, enriquecidos con vino tinto.

En Cavas Wine Lodge , un exclusivo hotel dentro de un viñedo, en Luján de Cuyo, Mendoza, existe el combo Perfect Day, que incluye un baño en tina con extracto de vino.

Las propiedades antioxidantes e hidratantes de esta bebida son ideales para los huéspedes que se olvidaron del protector solar justo el día en que salieron de trekking. “Este tratamiento les regenera la piel muy rápido y es súper relajante”, aseguran desde la hostería. 

También en las tierras emblemáticas de la vid, en Casa de Uco Vineyards & Wine Resort , proponen a los huéspedes experiencias para entrar en contacto con los viñedos y el entorno natural de la zona.

Y si tenés la suerte de dormir ahí, podés aprovechar un circuito de tres días que incluye masaje de cuerpo completo, tratamiento facial con mascarilla y una exfoliación corporal con baño de tina con extractos de Malbec. 

Desde el área de spa de Casa de Uco remarcan algunas virtudes del vino para la piel, como que mejora la circulación, el sistema cardiovascular y las várices, contribuye a reducir la tensión arterial, aumenta las defensas y desintoxica la piel del tabaco, el exceso del sol, el estrés y la polución. 

En Maipú, Mendoza, el spa Kumelkan ofrece desde 2007 tratamientos que aprovechan los “beneficios de los activos de origen natural”, cuenta su fundadora y farmacéutica, Graciela Martínez.

Como es de esperarse por la zona en la que vive, esta amante de la estética aprovecha el vino para sus servicios, pero también invita a conocer los beneficios del olivo para la piel a través de un día de spa llamado “Sensaciones de Minerva”.

Esa propuesta contempla productos elaborados a base de aceite de oliva extra virgen, que regenera, reafirma e hidrata la piel. Además, “su fresca fragancia despierta los sentidos”, dice.

Y para que no extrañes las uvas, el día de spa incluye una degustación de vinos blancos, con delicatessen regionales.

A 20 km, en la localidad de Vistalba, el Villa Mansa Wine Hotel & Spa también elige la fruta del olivo para los tratamientos corporales: exfoliación, nutrición y relajación. “La oliva es muy nutritiva, oleosa, deja el cuerpo listo para hacer un masaje”, dicen.

Además, suman la tila (sí, la misma que tomamos en el tecito de tilo) al proceso y al final el circuito cuenta con almuerzo o cena, según el horario.

Si no sos fan de las aceitunas, el Cavas Wine Lodge que ya mencionamos tiene un baño de hierbas cosechadas en las tierras mendocinas, con lavanda, romero, malva, hinojo y rodajas de limón, en bañeras de época restauradas. 

BioZone, uno de los spa gastronómicos del barrio de Belgrano, además de la vinoterapia ofrece algo similar, pero a base del alimento más codiciado en el mundo: el chocolate.

Este placer que nos reconforta en pequeñas dosis después de la cena o mientras vemos una película, también tiene propiedades antioxidantes para la piel y estimulantes para el buen humor.

Se usa en una máscara que “por su alto contenido graso, hidrata, nutre, desintoxica e ilumina la piel, además de atenuar los efectos del estrés, estimular la dermis y reponer la energía térmica”, dicen desde el spa gastronómicos.

Pero el spa también va por dentro. En Cru Deli & Wines , un bar del barrio porteño de Palermo, programan catas donde el vino se vuelve una excusa para conocerse a uno mismo. Cada semana ofrecen distintas alternativas para vincular al vino con nuevas experiencias: meditación, degustaciones para compartir con tu pareja o para conocer gente nueva y hasta charlas con una sexóloga para encontrar el norte de tus deseos.

  Beber con moderación. Prohibida su venta a menores de 18 años.

Conocé la Ley de consumo Responsable.