En Mendoza, todos se hacen la película - LA NACION

2022-08-12 22:18:36 By : Ms. Chirs Liu

MENDOZA.- Más que visitarla, a Mendoza se la conquista. Y algo mejor aún -virtud del mejor de los amores-, Mendoza siempre está dispuesta.

Por su clima se muestra apetecible durante todo el año, mientras que su belleza natural y el amplio repertorio de deportes hacen que el territorio pueda abrirse dominante o dominado.

Es que, como en materia amorosa, el contacto con su tierra puede describirse en tantas variantes como uno esté dispuesto a asumir. Entre el vértigo y la sorpresa de sus montañas, con aguas que se adaptan prestas para la satisfacción del pescador y el desafío del rafting en la dificultad que arrastran las aguas de deshielo.

En el rubro deportes todo está ahí. Los clásicos más fuertes de la provincia consisten en domar el río Mendoza en rafting y experimentar el filo de la supervivencia en el Aconcagua (con tantos atractivos como éste, el Tupungato también presenta muchas dificultades). A ellos se suman cabalgatas transandinas, travesías en 4x4, trekking; mountain bike, ecoturismo, avistaje de fauna, excursiones espeleológicas y safaris fotográficos, entre otras opciones para turistas voraces de aventura.

Mendoza despierta sensaciones. En la tierra del sol y el buen vino, la montaña seduce tanto en el espíritu de conquista como en la contemplación ante la presencia omnipotente de los Andes. Sin olvidar la tentación exploradora para el trekking descubriendo la vida al aire libre, entre vertientes escondidas y arroyos de rumor cristalino.

Así como en cualquier desierto, el agua es un tesoro. Pero en los complejos termales de Cacheuta y Lahuen-Có tiene valor agregado: rescata lo mejor de la tierra en beneficio de la salud. Por sus características de acción química y energética sintetizan un cóctel natural para reencontrar la máxima potencialidad del organismo. Allí se tratan afecciones osteomusculares, respiratorias, de la piel y neuropsíquicas. Además, la leve radiactividad del agua termal es analgésica y sedante y favorece las condiciones circulatorias.

Con las energías repuestas, los amantes de lo ecológico pueden dejarse llevar hacia las reservas del Llancanelo (y sorprenderse ante la variedad de aves), La Payunia (para deleitar los sentidos ante el paisaje volcánico, entre vivaces manadas de guanacos) o los parques provinciales del Aconcagua y Tupungato.

La huraña geografía de antaño hizo que los indígenas llamaran al lugar Cuyum Mapu, Tierra de Arenas. Por eso, al margen de la carga de esperanza y bendición depositada en su fundación de 1561, difícilmente don Pedro del Castillo haya podido vislumbrar lo que la ciudad es hoy.

Generar el pensamiento a la inversa también resulta un esfuerzo: volver al pasado e imaginar el lugar exacto de la ciudad como desierto de arena parece un imposible: al pie de los Andes, entre calles asfaltadas, el bullicio de la avenida San Martín, veredas impolutas, acequias de vida y el verde de los parques.

Adaptada a su geografía montañosa, la tierra posee una buena red caminera y ferroviaria y tres aeropuertos: El Plumerillo, Malargüe y Las Paredes. Exactamente 1085 kilómetros la separan de Buenos Aires, que se traducen en algo así como 14 horas de trayecto caminero.

Como una escultura de dimensiones gigantescas, la tierra ha sido cincelada por el trabajo del hombre. El secreto de la transformación radica en sus habitantes. Su esfuerzo en el mejor aprovechamiento del agua ha hecho maravillas en la compleja red de canales y acequias que hicieron posible su transformación en una de las regiones más ricas del país. La naturaleza aportó lo suyo: los cauces de cinco grandes ríos - Mendoza, Diamante, Grande, Atuel y Tunuyán- han originado tres oasis principales; el Gran Mendoza concentra el 54% de la población.

En la gran lista de virtudes provinciales, dos cosas enorgullecen al mendocino: la limpieza de sus veredas y los espacios verdes, con un árbol por cada uno de sus habitantes.

Antes y después de la siesta que amodorra a la ciudad, la avenida San Martín bulle tanto en los negocios como en sus cafés, que invitan a la tertulia sin prisas. Es esa misma avenida eje de los acontecimientos más importantes de la provincia: la Fiesta de la Vendimia, con su Vía Blanca de las reinas, y el Carrusel, entre otros encuentros de algarabía popular.

Un buen circuito pedestre de la ciudad dura entre 3 y 4 horas y debe incluir la visita al museo del área fundacional (las ruinas de San Francisco frente a la plaza han sido declaradas Monumento Histórico Nacional), la basílica de San Francisco y la recámara de la Virgen de Cuyo, donde se conserva el bastón de mando del general San Martín. Y también un paseo por el barrio residencial, el parque O´Higgins, el parque General San Martín, el Rosedal y el cerro La Gloria.

Con espíritu de turismo aventura, lo mejor será acercarse al Centro de Información Turística de Garibaldi y San Martín para crear el programa a medida. Fuera de la capital existen buenos complejos que concentran programas como mountain bike, rafting, pesca, excursiones y trekking.

Entre otras alternativas se cuentan la pequeña Villa San Jorge (cabañas equipadas para 4 y 6 personas, con salamandras de leña y calefacción de gas; informes: 061-320449) y Samay Huasi (con piscina, sauna y habitaciones con hidromasaje y calefacción central; informes: 061- 316035).

Las costumbres gauchas se mantienen vivas en la Cabaña Tulumaya (a 60 kilómetros del centro de la ciudad, en Santa María de Oro), que invita a visitar el paraíso del caballo criollo por el día o, mejor aún, todo el fin de semana. Tras el mate de bienvenida -cebado por los dueños de casa, en una construcción de principios de siglo-, las opciones para aprovechar la estada incluyen cabalgatas y paseos en carruajes hasta la participación en arreos junto a expertos jinetes.

Al mediodía, la pulpería invita con la degustación de algún vino mendocino y empanadas. Quizás un asado y locro bajo la arboleda, con sobremesa al son de tonadas cuyanas, bailando cuecas y gatos. Después se podrá apreciar la belleza animal y la destreza criolla: inolvidable exhibición con vistosos movimientos de riendas y corridas de rodeo.

Según Octavio Paz, los recuerdos de una sociedad no son menos reveladores que sus proyectos. Y de eso los mendocinos están seguros.

¿Cómo olvidar que esa maravilla fue creada sobre algo que los indígenas se empecinaron en llamar Tierra de Arenas?

MENDOZA.- Los shoppings y grandes centros comerciales se han convertido en un atractivo turístico para los visitantes, deseosos de encontrar variedad de productos y buenas comidas.

En cuanto a saborear, Palmares, ubicado en La Puntilla, camino a Uspallata, ofrece platos para los distintos gustos, como Boghers con sus sandwiches La Marchigiana, con pastas y excelentes menús; La Martina y otros.

Tarascón al Pollo ofrece en sus locales de Palmeras y el Mendoza Plaza Shopping, en Guaymallén, medio pollo, con papas fritas y ensalada, a 5,90 por persona, mientras que en su local de Juan B. Justo y Martínez de Rosas tiene excelentes parrilladas a $ 24 para cuatro comensales.

La Marchigiana también posee sucursal en Palmares, pero es un restaurante famoso por pastas y platos, en la calle General Paz. La pasticciata al gratin, una recomendación de doña Teresa, su inconfundible chef, cuesta 8 pesos.

Mexicana, en Palmares, aconseja la Fajita combinada, una plancha caliente con carne, lomo, pollo, camarones, salsa guacamole, crema ácida, frijoles, arroz y tortilla de harina, entre otros ingredientes, sale 23 pesos.

La ruta Panamericana tiene lugares convenientes para las parrilladas como El Gran Lomo, también con locales en el centro.

En las afueras del centro mendocino, la oferta es vasta al igual que en plena capital. Casa de Campo, La Bodega del 900, Santa Clara son algunos nombres. En la Costanera Norte hay sitios accesibles, como El Nogal, que sugiere el conejo a la parrilla por 5,90 pesos.

La que alguna vez fue la bodega más grande del mundo, ahora como museo, expone la historia de la vitivinicultura argentina.

Horario: martes a viernes, de 9 a 14; sábados y domingos, de 15 a 19.

Peñaflor, cerca de la capital, es una de las bodegas más importantes del país y ofrece visitas guiadas de aproximadamente dos horas de duración.

También pueden visitarse las bodegas Orfila, Finca Flichman, Trapiche y Navarro Correas.

Vuelos de turismo aventura y vuelos de avistaje de distintos lugares de interés, como precordillera, viñedos, bodegas y reservas faunísticas.

Más de 70 agencias de turismo organizan excursiones al Puente del Inca, la Cueva de las Brujas, el Cañón del Atuel, el Cristo Redentor (que desde 1904 se alza sobre el límite con Chile) y el anfiteatro Frank Romero Day.

Se puede ir a la plaza Pedro del Castillo, fundador de Mendoza; las ruinas de San Francisco, testimonio del terremoto de 1861, y el Solar de la Maestranza, donde se fabricaron las armas para el Ejército de los Andes.

MENDOZA.- Fascinado, el director francés Jean Jacques Annaud (El nombre de la rosa, La guerra del fuego, El oso, entre otras películas) lo eligió como el principal escenario para el rodaje de su nueva película, Siete años en el Tíbet . No es para menos. El valle de Uspallata, enclavado en la precordillera mendocina, exhibe a pleno el contraste de ésta con la verdadera cordillera. Cerros y montañas se mixturan en el contorno del paisaje, brindando un estallido de tonos y formas que impresionan gratamente, como le habrá ocurrido a Annaud hasta decidirse a filmar allí.

El valle, situado a unos cien kilómetros de la capital mendocina y a otro tanto del límite con Chile, es un largo bolsón que se encuentra a una altura que va de los 1700 a los 2500 metros sobre el nivel del mar.

Cruzado por arroyos y por el río Mendoza, el valle combina la frescura de espesas arboledas con la presencia del macizo andino en todo su esplendor.

Ya está en Mendoza Brad Pitt para encarnar el papel del andinista Heinrich Harrer, y tendrá ocasión de conocer un paisaje inigualable en medio de la aridez de los Andes. Durante 15 semanas, Uspallata adquirirá en la imaginación de los cineastas la fisonomía de las montañas del Tíbet y por su geografía pasarán las 350 personas afectadas al rodaje y los casi 10.000 extras que fueron contratados para el film. Pero Uspallata es demasiado generosa para entregarse sólo a un puñado de estrellas del cine. Su perdurable armonía, el microclima y la variedad de opciones para el relax o la diversión la convierten en un reducto para quien quiera entregarse a la naturaleza.

La villa de Uspallata (distrito perteneciente al departamento Las Heras) está 95 kilómetros al oeste de la ciudad de Mendoza y es el paso obligado para quienes van o vienen de Chile.

En los últimos años, su infraestructura creció a la par del aumento del intercambio turístico y comercial con el país vecino.

Tienen cuatro hoteles de 2 y 3 estrellas, un complejo de cabañas, varios restaurantes y parrilladas y una completa red de servicios.

Está próxima a los centros de esquí Los Penitentes, a 85 kilómetros, y Portillo, en Chile, a 50 kilómetros.

Desde la ciudad de Mendoza se puede acceder en automóvil en sólo una hora o en colectivo en una hora 40 minutos.

En la villa de Uspallata es amplio el abanico de opciones para entretenerse con la naturaleza.

Por 15 a 18 pesos por persona se pueden realizar excursiones de mediodía a las villas de alta montaña vecinas, como Villavicencio, donde está una de las fuentes de aguas termales más importante del país; Punta de Vacas; Puente del Inca, con atractivas formaciones naturales, o Las Cuevas, en el límite mismo con Chile.

Más cerca se pueden visitar las históricas Bóvedas de Uspallata, en las que se conservan intactos los hornos de fundición en los que se fabricó el armamento para la campaña libertadora del general San Martín.

En las inmediaciones del cerro Tunduqueral, a 10 kilómetros de la villa, pueden apreciarse milenarios petroglifos que remontan a la dominación de los indios huarpes en la zona.

Precisamente en ese cerro se desarrollará buena parte del rodaje de Siete años en el Tíbet.

Otra oportunidad para observar testimonios indígenas, en este caso incaica, es el paraje Tambillos.

Las minas de talco, en las que se puede observar la extracción de imponentes moles de mineral, y el cerro de Siete Colores, cabalgatas y excursiones en bicicletas todo terreno completan las opciones de esparcimiento que en estos días son también elección para el estelar Brad Pitt.

SAN RAFAEL -. Dicen que no hay otoño como el otoño en Mendoza. Y esta frase -que podría ocupar un puesto más en el amplio repertorio de lugares comunes del imaginario popular argentino- cobra sentido y verdad cuando se conocen la ciudad de San Rafael y sus alrededores.

Los robles que adquieren tonos rojizos, los plátanos que pierden sus hojas sin apuro y los álamos que justifican la existencia del amarillo son los responsables de esta fascinación que comienza con el fin del verano.

Pero no sólo de otoños se vive en San Rafael. La actividad vitivinícola de la zona es de gran importancia tanto en la provincia como en toda la Argentina, que en este momento es el cuarto productor mundial de vino.

Más allá de cuestiones económicas, el vino es siempre una alegría para quien lo sabe tomar. Alrededor de 200 bodegas en la ciudad se encargan de producir gran parte de los mejores vinos que se toman en nuestro país. Los establecimientos Bianchi, Balbi, Súter y Lávaque son solamente algunos de los que pueden ser recorridos y en los cuales el visitante es convidado gentilmente a catar tintos y blancos.

Saliendo de San Rafael hacia el Sur por la ruta provincial 173 se llega, luego de 37 kilómetros de marcha, a Valle Grande, un embalse con paredones de 250 metros que crean un gigantesco espejo de agua en el que se realizan navegación de vela, esquí acuático, windsurf y otros deportes náuticos.

Allí comienza el cañón del río Atuel. Un camino de ripio de los más bellos de la Argentina bordea el río durante 50 kilómetros, en los que el azul del agua y el cielo contrastan con los rojos y ocres de las paredes del cañón.

Finalmente se llega a El Nihuil, la represa más grande de Mendoza.

Convertido en un centro turístico importante, éste es el lugar indicado para pasar la noche o al menos tomarse un café y probar alguno de los dulces artesanales que son patrimonio de la región.

El regreso a San Rafael se realiza por las rutas 180 y 144, ambas pavimentadas.

Un sitio que no se puede dejar de conocer es la Estancia Los Alamos, ubicada a 10 kilómetros de la ciudad. Fundada en 1830, fue residencia de la escritora Susana Bombal y albergó a visitantes ilustres, como Jorge Luis Borges y Manuel Mujica Lainez.

Sus salas están pobladas de objetos antiguos de las procedencias más diversas; un cuadro de Soldi adorna la sala de estar; un mural de Basaldúa ocupa una de las paredes de la habitación rosada; un Hoffmann reposa en el cuarto donde en una chimenea arden unos leños de roble.

Hoy la estancia ofrece hospedaje y vida de campo. La especialidad de la casa: los ravioles de pollo y verdura y el dulce de membrillo.

A la hora de comer, la oferta gastronómica de San Rafael es muy variada. Si se quiere conocer un plato típico, el asado de ternera con cuero es una muy buena opción, siempre acompañado de un buen tinto, por supuesto.

En materia de precios y servicios, son muchas las alternativas pero como orientación conviene tener en cuenta que un hotel de tres estrellas alcanza a 70 pesos por día; una comida para dos personas, con vino asciende a más de 15 pesos, y el alquiler de un auto cuesta entre 50 y 100 pesos por día, según el modelo. El pasaje de avión a San Rafael (ida y vuelta) vale 238 pesos.

SAN RAFAEL.- Se trata de una de las regiones económicas más importantes de Mendoza, definida por las obras hidroeléctricas, la gran extensión de las áreas de regadío, los yacimientos de uranio, sus bodegas e industrias conserveras.

El departamento de San Rafael es también conocido por sus centros turísticos, su agreste e imponente paisaje y las múltiples actividades que pueden realizar los visitantes, que giran en torno de los ríos Diamante y Atuel.

El llamado corazón de Mendoza tiene como capital a San Rafael, ciudad que supera los 100.000 habitantes, colocándose en segundo lugar con respecto a la capital, Mendoza. De fisonomía urbana, caracterizada por espacios amplios y parquizados, es la base para realizar los llamados localmente circuitos 1, 2 y 3.

Originado en la cordillera de Los Andes, el río Atuel presenta en su curso dos aprovechamientos hídricos de gran importancia regional: el dique y embalse El Nihuil, a 78 kilómetros de San Rafael, y la presa y embalse Valle Grande, a 35 kilómetros de esta ciudad; entre ambas obras se halla el imponente y colorido cañón del Atuel.

Como uso complementario, se han desarrollado centros turísticos que funcionan todo el año, en los cuales se realizan deportes náuticos, canotaje, windsurf, kayakismo, esquí acuático, jet-ski. Cuentan con campings, hoteles, casas de fin de semana, restaurantes, confiterías y clubes.

En Valle Grande se disfruta de paseos en catamarán de una hora de duración, con una variante para aventureros combinada con trakking, y prácticas de escalada para descender por vertiginosos paredones mediante la técnica de rappel.

Si hay agua suficiente, ya asegurada desde principios de la primavera con los deshielos, se efectúa rafting en balsas de goma. En El Nihuil hay un centro de buceo para deportistas y para quienes desean iniciarse en esta actividad.

Otra alternativa que ofrece el Atuel es un itinerario que conduce hacia el curso superior, tomando por la ruta nacional 40 hasta El Sosneado; de allí parte la ruta provincial 220, consolidada que lleva a una zona de termas y, más al Noroeste, a los restos de un hotel abandonado.

Ya en la cordillera de los Andes, se alza el volcán Overo, de 4619 metros, sitio de escalada y andinismo.

El otro río que atraviesa en parte el departamento de San Rafael, el Diamante, que en épocas pasadas confluyó con el Atuel, tiene sus fuentes en la cordillera de los Andes, cerca del volcán Maipo, de 5323 metros sobre el nivel del mar. Es otro de los puntos fuertes para el turismo.

A sólo 6 kilómetros de la ciudad de San Rafael, y en una isla que forma el río, se ha conformado un complejo cultural recreativo con el Museo de Historia Natural, el Zoológico, un lago y, en verano, un balneario.

Aguas arriba está emplazada 25 de Mayo, punto original de San Rafael, donde se conserva un fuerte declarado monumento histórico nacional; a pocos kilómetros se levanta el dique Los Reyunos; allí se practican deportes náuticos y pesca, y la temporada, en general, para las distintas especies ícticas, se extiende de noviembre a agosto.

Más hacia el Oeste, Agua del Toro es otra gran obra hídrica que origina también actividades recreativas complementarias.

Los lugareños exhiben orgullosos los dones que la provincia ha recibido de la naturaleza ; para los aventureros, nada mejor que una cabalgata para develar los secretos de Mendoza

Un ejemplo, la cordillera Oriental de Salta y Jujuy.

MENDOZA.- Vivir la experiencia de acercarse a la cumbre máxima de América y del hemisferio occidental, el cerro Aconcagua, de 6959 metros sobre el nivel del mar, es uno de los programas de trekking preferidos, y en temporada transforma los refugios y campamentos en una reunión de aventureros de todo el mundo.

Una de las propuestas para realizar este trekking ornado de una mística especial consiste en seguir un itinerario que permite hacerlo a un ritmo tranquilo, pausado. De esta manera, chicos y grandes se pueden integrar en la caminata, ya que no son necesarios conocimientos técnicos, aunque sí condiciones físicas y salud normales.

Es aconsejable, para un mejor desempeño y disfrutar más de la experiencia, efectuar los días previos un programa de reacondicionamiento orgánico que incluya caminar, correr, una dieta de desintoxicación y fumar menos.

El mayor límite del trekking para el Aconcagua no está relacionado con el tipo de topografía que existe en la zona de caminata -ya que no se marcha por un relieve escarpado, desfiladeros profundos, precipicios o rocas cortadas a pique que puedan poner en juego la seguridad-, sino que el factor principal para tener en cuenta es la altura, porque se llega a casi 4400 metros sobre el nivel del mar, donde es menor la concentración de oxígeno y el organismo está más expuesto a la fatiga; por este motivo, no es apto para personas con afecciones cardiorrespiratorias.

En total, el participante tiene que disponer de una semana, de la cual cinco días corresponden a la caminata. A esta ciudad llega por sus propios medios. En avión, con tarifas que rondan bussiness 233 pesos, normal 205, banda negativa 85; si opta por el ómnibus, la tarifa normal es de 30 pesos, diferencial 43 y expreso 40.

Ya en Mendoza, se recibe al grupo para darle las indicaciones generales, tramitar los permisos de ingreso en el Parque Provincial Aconcagua (que cuestan 20 pesos) y preparar la carga para ser distribuida luego en las mulas, que la transportarán durante la marcha.

La aventura en sí comienza en Puente del Inca, a 170 kilómetros de Mendoza y a una altura de 2720 metros sobre el nivel del mar, sitio de reunión de trekkers y escaladores de todo el mundo, en la temporada que va de noviembre a marzo. Desde aquí se marcha al campamento El Durazno, siguiendo el curso del río Horcones, para pasar la primera noche en medio de la naturaleza que rodea al Aconcagua.

Al día siguiente se emprende la caminata hacia el refugio de andinistas Ibáñez. Las mañanas son frías, por eso se hace indispensable contar con una buena campera; también hay que ir preparados debajo con ropa liviana y con cremas y protectores, porque a mediodía suele calentar el sol.

El ritmo de marcha insume unas tres horas para llegar al sitio donde se almuerza comida liviana, para proseguir otras tres horas por la tarde y arribar a eso de las 16 al campamento; la cena es el plato fuerte con guisos, estofados, pastas y chivito asado. En el camino hay suficiente tiempo para detenerse a contemplar y a fotografiar las diferentes perspectivas que ofrece la siempre presente silueta del Aconcagua.

El tercer día de caminata es la culminación del trekking, cuyo objetivo es alcanzar el campamento Plaza de Mulas, a 4370 metros sobre el nivel del mar, lugar donde los andinistas efectúan la aclimatación para emprender el camino hacia la cumbre. Aquí se encuentra el hotel refugio Plaza de Mulas, uno de los ubicados a mayor altitud en el mundo, en el que, si se desea, se puede pernoctar.

El regreso se efectúa por la quebrada del Horcones hasta el campamento Confluencia, para partir al día siguiente para el control Horcones y, vehículo mediante, arribar a Potrerillos; allí aguarda una balsa para practicar los que quieran, un rafting como broche final de la experiencia.

El precio del trekking es de 599 pesos. Para mayores detalles, llamar al 326-2639.

Ante los 6959 metros de la montaña más alta de Occidente, donde tanto el hielo como el viento son soberanos, la Subsecretaría de Turismo recomienda la Vía de los guías mendocinos (partiendo desde Plaza de las Mulas) como alternativa menos transitada y de igual dificultad técnica que la ruta normal.

Y, además, detalla algunos consejos para aquellos que de una forma u otra buscan desafiar al Centinela de Piedra con seriedad:

Hoteles en la ciudad de Mendoza (Base habitación doble)

**** 100 a 125 dólares *** 70 a 90 dólares

La representación de la Provincia de Mendoza en la Capital Federal está ubicada en Callao 441. Teléfonos: 371-0835 * 373-2580 * 374-1105/3408.

En Mendoza, Av. San Martín y Garibaldi. Teléfono: (061) 201333.

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