Dos milenios de aguas curativas

2022-07-29 21:17:44 By : Mr. Nero Peng

El Hotel Balneario de Lugo, que se asienta sobre las antiguas termas romanas, busca nuevas fórmulas para financiar el mantenimiento de estos restos arqueológicos y la realización de nuevas prospecciones.

"Todas las exploraciones son por inversión privada, por lo que es muy costoso mantenerlas y poder tenerlas bien adaptadas para el turismo. Estamos barajando la opción de incluir las termas en la visita El paseo por las nubes de la catedral y así poder cubrir su mantenimiento y ampliar las excavaciones", afirma una directiva del Balneario, Carmen Garaloces.

Mientras se plantea esa alternativa, este alojamiento cambia en verano el perfil de sus usuarios. Recibe la visita de parejas o familias más jóvenes que se adaptan a los circuitos termales o disfrutan de la zona más lúdica, compuesta por un jacuzzi y una piscina.

«Durante el año, sí que trabajamos más con grupos del Imserso, pero ahora en verano viene gente de todas las edades y de todas partes. No solo acuden por los beneficios médicos de nuestros tratamientos, sino para desconectar de la vida diaria», explica Carmen Garaloces.

El origen de este establecimiento se remonta a la creación de la ciudad de Lucus Augusti, cuando a orillas del río Miño se levantó el que sería uno de los balnearios más grandes de Europa. A día de hoy, todavía se conserva, en el patio central, el antiguo pozo romano que continua expulsando agua termal. Se mantiene como recuerdo, ya que se utilizan otros tres focos para los tratamientos.

La termal usada es la mezcla de la extraída de un pozo a 43 grados con otro a 21. Sus aguas sulfatado-sódicas, bicarbonatadas e hipertermales gozan de propiedades medicinales. Tienen fines terapéuticos para múltiples afecciones, como respiratorias (faringitis, sinusitis o asma).

En la sala de respiratorio, a través de unos tubos de cerámica provenientes de Sargadelos, los clientes inspiran los minerales en forma de vapor. También cuentan con sistemas más potentes como duchas nasales o nebulizadores.

Tiene beneficios en reumatismos crónicos o en dolores lumbares y cervicales. Los circuitos termales de duchas circulares, salas de chorros y baños de burbujas tratan estos problemas, junto con los fangos, placas de barro que aportan calor y que benefician a los músculos y las articulaciones.

Las enfermedades de la piel, como psoriasis o dermatitis, mejoran por los tratamientos. Cuentan con un vaso terapéutico, que abre los poros y limpia las impurezas de la dermis.

Bajo el Hotel Balneario de Lugo se encuentran los restos de las antiguas termas romanas, que datan del siglo I después de Cristo

En las veinte salas de tratamiento que rodean el patio principal del Balneario, atienden a pacientes generalmente mayores de 65 años, que acuden con fines terapéuticos. El hotel cuenta con una consulta médica por la que debe pasar toda persona que acuda más de tres días al retiro, para evaluar su caso particular y plantear las posibles contradicciones.

TERMAS. En las instalaciones, las cristaleras semitransparentes revelan las antiguas termas romanas que yacen debajo del actual balneario. Bajo el suelo de la sala de relajación, se encuentra la sudatio romana, una antigua sauna iluminada que deja ver los conductos a través de los que viajaba el vapor. Para conseguir el calor de la sala, calentaban el agua en los furnius, los antiguos hornos en los que aumentaban la temperatura de las aguas termales

Bajando las escaleras, llegamos a las dos salas abovedadas conocidas como apodyterium (vestuarios). Conservan sus arcos y los nichos que sujetaban objetos ornamentales y culturales. Siguiendo el camino, se encuentra lo que era la casa del bañero que, aunque en peor estado que las anteriores, conserva restos de una antigua bóveda que cubría este espacio.

En las excavaciones realizadas para destapar estas salas, se encontraron las aras a las ninfas. Estas eran pequeños altares en los que inscribían una acción de gracia o peticiones concretas. En este caso, el culto se dedica a las ninfas, divinidades asociadas a las aguas minero medicinales. En la tradición griega las ninfas se identifican como las hijas de Zeus. Entre ellas destacaban las Naïades, que habitaban los cursos del agua. En la época romana estas divinidades se asimilaron con mayor fuerza en relación con las propias aguas. En sus representaciones toman la forma de jóvenes bellas, recostadas sobre uno de sus brazos, en el que sujetan un cántaro del cual mana el agua.

Las tres aras encontradas, datan del siglo I después de Cristo. En ellas, se entrevé, en su superficie de piedra, las inscripciones de tres ciudadanos romanos que dan las gracias por su curación.

Estos restos son los que se han recuperado hasta ahora, pequeñas piezas de un gran puzle todavía incompleto. Los vestigios de la palestra (gimnasio), en la entrada, y de una piscina, en el patio trasero, forman el comienzo de las excavaciones que desvelarían otra cara de las antiguas termas.