Cascais: guía para conocer la Costa Azul portuguesa

2022-08-12 22:22:57 By : Ms. Lily Ma

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Un faro con azulejos que es ahora un museo, playas románticas en las que alargar el tiempo y un aluvión de enclaves y actividades que empujan a pulsar el off. Puede que, al igual que le sucedió a la antigua aristocracia española, quizá todo lo que buscamos esté en este municipio costero del país luso.

Portugal es de esos países que siempre sorprende. Por algunas de sus regiones parece que no ha pasado el tiempo, otras se han adaptado al reclamo turístico en perfecta armonía con esa tradición que forma parte de su magia y, son muchas las que, simplemente, se han convertido en cuna de visitantes internacionales que deciden instalarse allí durante meses para disfrutar de las maravillas que ofrece.

Cascais es uno de ellos. Es de esos lugares en los que siempre da pena irse embora. El que fuera en su día residencia real española es hoy uno de los pueblos más atractivos del país. Por allí paseaba don Juan de Borbón y era frecuente ver a la infanta Margarita sentada en alguna de las terrazas de sus bares camuflada entre el resto de lugareños y visitantes de la ciudad portuguesa.

Es uno de esos lugares en los que sus colores cautiva y su perfume desprende la mixología perfecta entre el aroma del lujo y el de la esencia más pura portuguesa, la misma que conserva sus azulejos y conjuga, en una sintonía perfecta, los rosas, amarillos y azules de las pinturas pasteles que divisan el paisaje de sus casas. Ese recuerdo que nos evoca a los hoteles americanos de los 60 y que, también, se encuentra en otros admirados lugares de su geografía, como en Lisboa, Aveiro u Oporto.

Porque Cascais es bonito. Un pueblo lleno de vida en el que tomar algo, pasear en bici por sus interminables paseos bordeando la costa, perderse en el encanto del casco antiguo y sus tiendas, jugar al golf, correr con música, comer (buen) pescado, o, simplemente, sentarse en un banco y observar el gentío pasar.

Como casi todo Portugal, la carta de presentación de Cascais es su Ciudadela, una antigua fortificación cuyo objetivo era proteger al pueblo de los ataques españoles y que, ahora, se puede ver su imponente estructura de piedra desde fuera o, incluso, entrar en ella para conocer algunas de sus piezas de artillería más antiguas.

Entre los lugares más fotografiados se encuentra el faro de Santa Marta, de 20 metros de altura, decorado en azulejos blancos y azules y rodeado también de muros blancos que albergan hoy un museo que recoge documentos y objetos que se emplearon como defensa militar durante el siglo XIX. Desde este enclave el paisaje es precioso. Un mar imponente y de azul intenso, rodeado de palmeras, consigue convertirlo en una localización perfecta para relajarse y dejar la mente en blanco. O para bañarse. Porque son muchas las playas que se erigen como la opción perfecta para cada gusto.

La playa de la Rainha, que es la más conocida, se encuentra en el centro de Cascais y hay acceso directo a ella desde el propio pueblo. Se trata de un pequeño arenal recogido en un acantilado que resulta ideal si se busca un espacio animado, ya que, al estar en la villa, en sus alrededores hay diferentes establecimientos de ocio y comidas.

Si además se busca una mucho más grande, ventosa y en la que poder practicar deportes acuáticos como el surf o el kitesurf, la Praia do Guincho es la ideal. Se trata de un arenal de dunas de 750 metros en el Atlántico en el extremo sur de las colinas de la Sierra de Sintra, lo que la convierte en una de las que tienen uno de los paisajes más espectaculares de la zona. No hay construcciones ni urbanismo en sus alrededores ni tampoco encontrarás una sombrilla de los vecinos pegada a tu toalla, porque dispone de tanto espacio que resulta perfecta para pasear, correr, dormir con plena tranquilidad o, al caer el atardecer, abrir una botella de vino (aquí 5 vinos para 5 generaciones) y disfrutar de la caída del sol en buena compañía.

Antes de llegar a esta playa se encuentra The Oitavos, en el Parque Natural Sintra-Cascais. Aunque Cascais parece un resort en su mismo, porque todo se encuentra cerca y ninguna actividad se le escapa, The Oitavos es realmente el reclamo más sofisticado para alojarse en la zona. Un hotel que ha llegado a conquistar, incluso, a personalidades reconocidas como Chrissy Teigen, que se alojó allí a principios de julio.

Nada más ver su estructura ya llama la atención: un edificio de vidrio y acero en la Quinta da Marinha, creado por el arquitecto Jose Amaral Anahory que fue idea de la familia portuguesa de los Champalimaud. El imponente alojamiento se integra en el entorno, sin llegar a competir con él y, en su interior, espacios superfluos, con luz natural y pinceladas de azul océano dan la bienvenida a todo huésped.

Al entrar por la puerta giratoria del hotel, lo primero que se divisa es su hall que integra, a su vez, parte de la oferta gastronómica que alberga. Allí se encuentra el restaurante Ipsylon, un lugar en el que sentarse y deleitar al paladar por todo lo alto con una mixología idónea de cocina francesa y producto portugués que capitanean el chef francés Cyrill Devilliers y el maestro pastelero Joaquim Sousa.

En él hay una gran variedad de platos que alternan desde exquisitas tablas de queso, hasta sopas, ensaladas, pasta, carnes o, como es sabido de Portugal, su exquisita cocina de pescado. El bacalhau assado con manteiga de cabra trufado, arroz con lavagante o su flor de chocolate son tan solo algunos de los platos que se pueden leer en su menú y, que más allá de por su nombre, conquistan por su sabor. En pocos hoteles se come tan bien como en The Oitavos, pero en pocos, también, se bebe tan bien. Porque allí te ofrecen una fantástica guía de sus vinos y adaptan sus sugerencias a cada uno de los platos que pidas.

A pocos pasos de este restaurante, siguiendo un pasillo que alza el arte local, se encuentra la terraza del hotel sobre la que divisa su piscina infinity sobre el campo de golf del hotel, el verde de sus pinares y el horizonte bañado por el mar del Atlántico.

En esta zona de The Oitavos está otra de las propuestas gastro. Se trata de Terraço Lounge Bar, una propuesta más informal y relajada en la que disfrutar de una deliciosa selección de ensaladas, hamburguesas o platos más casual en lo que recuerda a un chiringuito de plata, pero de (muy) alto standing.

Porque las cinco estrellas de las que disfruta el hotel son merecidas. Todas las actividades que ofrecen le han dado el valor de ganárselas conquistando, sobre todo, al público americano. Son muchos los turistas que cruzan el charco para alojarse en este relajador municipio de Portugal y disfrutar de una de las pasiones que más visitantes atrae de la zona, su oferta de golf, de 18 hoyos.

En 2001, el arquitecto americano de campos de golf Arthur Hills diseñó sobre las 168 hectáreas que ocupa la finca de la Quinta da Marinha el Oitavos Dunes, el campo de golf del hotel. Galardonado bajo el estatus de “Platino” que consiguió en 2015, merecedor en la temporada 2020/21 del certificado Platinum Clubs of the World en la nueva categoría que reconoce a los 50 mejores clubes de Europa, este espacio te hace viajar mucho más allá que a Portugal entre gorras, polos y bermudas.

Es un club en condiciones y, como todo buen club, cuenta también con Verbasco, un restaurante acristalado con terraza que se levanta sobre el mismo campo con una propuesta de comidas excepcional: desde langostinos hasta ceviche (con, como todos los establecimientos del hotel cubertería nacional de Cutipol).

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Si algo hace especial a The Oitavos, también, son las estancias que se esconden tras sus paredes. Esas en las que se cierra la puerta y comienza la intimidad de cada uno. En las que relajarse, darse un baño con vistas a la naturaleza o, soñar. Porque están pensadas precisamente para eso: para cerrar los ojos y olvidarse de todo.

El silencio en el hotel es absoluto y no es de extrañar ya que cada una de sus 14 habitaciones rondan los 40 metros cuadrados. En función de si escoges la Superior o la Premium tendrás la orientación cara al amanecer o al atardecer, pero todas son exteriores.

Además, si buscas una experiencia mayor -y ya es decir- The Oitavos te ofrece 126 lofts de 64 metros cuadrados. Su baño acristalado las convierte en una de las opciones más sensuales del hotel y cuentan con zona abierta de tocador y salón. Éstas te permiten ver o bien el mar o, en su defecto, el Oitavos Dunes.

El nivel de excelencia se alcanza ya al hospedarse en alguna de sus dos suites o en su villa. Los primeros son de 136 o 120 metros cuadrados (a tu elección) y, la villa, consta de 120 metros cuadrados que se encuentran integrados en las dunas con una piscina privada de agua marina al aire libre. Un auténtico lujo ideal para hedonistas.

Dicen que Cascais es la niña mimada de Portugal y no es para menos. Desaprovechar la excelente ubicación de su zona sería un pecado. De hecho, desde The Oitavos ofrecen una gran cantidad de servicios que permiten conectar con su entorno y mimetizarse, de lleno, con su personalidad.

El propio spa del hotel lo vaticina. En diferentes cabinas y con los mejores profesionales, ofrece servicios personalizados en una catálogo de masajes realizados bajo el amparo de la firma Carol Joy London y sus tratamientos de hoja de oro de 24 quilates para iluminar la piel, así como el colágeno puro para activar la actividad de las células o el caviar y las algas para hidratar y desintoxicar. Una experiencia que, completada con el buen hacer de sus especialistas, revitalizan tu aspecto. Ayudan a sentirte bien por fuera, pero todavía mejor por dentro.

Y es que el spa dispone también de una sauna, un baño turco, jacuzzi y una piscina interior con diferentes chorros termales que te ayudan a recobrar la energía que necesitas para afrontar cada día nueva. O simplemente, a completar la que ya tienes. Relajarse allí es la única opción posible, ya que su estructura, también, es acristalada y permite observar el paisaje para pulsar el off y desconectar de todo.

Por si además, esto no pareciera suficiente, desde The Oitavos también planean diferentes actividades exteriores. Desde clases de yoga, pasando por paseos en caballo para descubrir sus alrededores, hasta practicar deportes como el tenis o el squash, hacer surf o una vuelta en helipcótero.

Envuelto en unos alrededores únicos, The Oitavos es la vía de escape perfecta. Una alternativa que combate que cualquier estrés, una opción que te ayuda a liberar la tensión y que, además, te ofrece a muy pocos kilómetros otras visitas maravillosas de Portugal.

Ver los palacios coloridos de Sintra en fotografías poco tiene que ver con dejarse cautivar por su belleza en persona. La grandeza de los mismos logra hacerte sentir en un cuento, tanto que, incluso, cautivó a Madonna una temporada, que se compró allí una casa.

Y Lisboa. La capital portuguesa, que cada vez alcanza mayor auge, es uno de esos lugares que nunca te permiten verla con los mismos ojos. Una ciudad en la que siempre hay algo nuevo por descubrir. Desde sus cafeterías llenas de encanto, hasta sus paseos en tranvía, barrios bohemios o, una de las mayores cualidades que afaman a Portugal fuera de sus fronteras, la calidad de los tejidos de sus empresas locales, como Futah, una de las empresas de toallas más valoradas y cuyos diseños más cautivan a locales y visitantes.

¿Y si todo lo que buscamos estuviera en Portugal? Puede que, en realidad, no necesitemos irnos tan lejos para desconectar. El país vecino siempre nos da una agradable bienvenida y, sobre todo, nos acoge con los brazos bien abiertos.