Alexander Lukashenko, el controvertido líder de Bielorrusia y aliado estratégico de Putin en el conflicto con Ucrania - BBC News Mundo

2022-03-18 03:41:04 By : Ms. Laura Song

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El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko.

Se dice que es un cómplice necesario, casi esencial.

Dentro del complejo mundo que respalda a Vladimir Putin en su invasión a Ucrania, el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, se ha convertido en un personaje vital.

Y es que el líder de 67 años —conocido por sus detractores como el "último gran dictador de Europa"— ha aceptado el despliegue de miles de tropas rusas en su territorio, desde donde pueden marchar hacia Ucrania, pues comparten más de 800 kilómetros de frontera.

También se le ha acusado de permitir el lanzamiento de misiles desde el sur de Bielorrusia hacia suelo ucraniano.

Y ahora, gracias a una propuesta que él presentó y que se aprobó este domingo en un polémico referéndum, su país podrá recibir armas nucleares en su territorio por primera vez desde que se formó como estado, en 1990.

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Esto puede tener graves implicancias, dicen expertos, convirtiendo a Bielorrusia en una eventual zona de preparación para un ataque ruso.

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Lukashenko junto al presidente de Rusia, Vladimir Putin.

"Si ustedes (Occidente) transfieren armas nucleares a Polonia o Lituania, cerca de nuestras fronteras, entonces recurriré a Putin para que devuelva las armas nucleares que entregué sin ninguna condición", dijo Lukashenko, al defender la nueva postura de su país.

Además, en la negociación entre delegados rusos y ucranianos que se realizó este lunes en una localidad próxima a la frontera entre Bielorrusia y Ucrania, Lukashenko cumplió un rol clave al preparar la sede de las conversaciones.

Este controvertido líder gobierna Bielorrusia desde 1994 y, con el referéndum del domingo, también consolidó su tiempo en el cargo hasta 2035 a través de un cambio constitucional.

Su estilo "autoritario" —algo que nunca ha negado— lo ha llevado a gobernar controlando los principales medios de comunicación, marginado voces críticas, y persiguiendo y encarcelando a sus oponentes políticos.

En BBC Mundo repasamos la consolidación en el poder del que muchos llaman un "peón" de Putin y cooperador necesario en la agresión contra Ucrania.

Lukashenko proviene de una familia humilde. Fue criado por una madre soltera en un pueblo pobre del este de Bielorrusia.

Está casado con Galina Lukashenko, con quien tiene dos hijos adultos: Viktor y Dmitry.

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En 2015, aseguró en una entrevista que no tenía intención de divorciarse de Galina, a pesar de que llevan décadas sin vivir juntos.

Tiene un tercer hijo, Nikolai, quien nació en 2004 producto de su relación con su antigua doctora personal, Irina Abelskaya.

Lukashenko, quien sigue siendo un nostálgico del desaparecido bloque soviético, era director de una granja estatal de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Cuando en 1991 se produjo un intento fallido de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachov, Lukashenko fue de los que apoyó las corrientes más férreas del comunismo.

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Lukashenko es un nostálgico de la desaparecida URSS y en su momento apoyó las líneas más duras del comunismo.

Su primera victoria presidencial se produjo en 1994, después de liderar una campaña anticorrupción en el Parlamento bielorruso.

Diez años más tarde, en 2004, organizó un referéndum para suprimir el límite de dos períodos presidenciales, asegurándose la posibilidad de ser reelegido para gobernar Bielorrusia de forma indefinida.

En las elecciones de 2010, ganadas otra vez por Lukashenko, siete de los nueve candidatos presidenciales fueron arrestados.

Cinco años después, en 2015, asumió su quinto mandato con el 83% de los votos, en medio de reclamos y numerosas denuncias.

La historia se repitió en agosto del 2020, cuando ganó con más de un 80% de los votos, entre denuncias de fraude.

Esos comicios dieron lugar a las mayores protestas en su contra hasta el momento, lo que llevó a la detención masiva de opositores y de miles de manifestantes.

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En 2020 se dieron las mayores protestas contra Lukashenko hasta el momento, lo que llevó a la detención masiva de opositores y de miles de manifestantes.

Las marchas, que se prolongaron durante semanas, fueron reprimidas con gran dureza y hubo denuncias de torturas y violaciones de los derechos humanos.

En mayo de 2021, Occidente -que impuso duras sanciones al gobierno de Lukashenko- condenó la detención del periodista disidente Roman Protasevich, después de que el avión en el que volaba de Grecia a Lituania fuera desviado a Bielorrusia, donde fue arrestado.

Por más de dos décadas, Lukashenko ha tratado de convencer a los 9,5 millones de habitantes de Bielorrusia de que él es la mejor garantía de estabilidad y protección nacionalista.

Este mensaje sigue calando en muchos bielorrusos de mayor edad.

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El discurso de Lukashenko sigue calando en buena parte del electorado bielorruso de mayor edad.

El país había quedado devastado por el avance nazi en la Segunda Guerra Mundial y perdió a casi un tercio de su población.

De ahí que el discurso antiextranjero y orgulloso de las fuerzas de seguridad nacional haya funcionado tan bien en muchos votantes.

En 2005, el gobierno del entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, calificó a Bielorrusia como "la última dictadura que quedaba en el corazón de Europa".

Lukashenko no rehuye de esas críticas.

De hecho, en una ocasión advirtió que cualquiera que participara en una protesta opositora sería tratado como un "terrorista".

"Les torceremos el pescuezo de la misma forma que a un pato", añadió.

Bielorrusia es el único país de Europa donde la pena de muerte sigue vigente.

La crisis del coronavirus alimentó la tensión política en Bielorrusia por la forma en que Lukashenko la afrontó.

Sus oponentes consideran que su actitud temeraria es un síntoma de que está ajeno de la realidad.

Lukashenko ha defendido varias veces el no haber impuesto cuarentenas en su país.

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La gestión de la epidemia de coronavirus de Lukashenko creó descontento en buena parte de la población.

"Miren cómo está Occidente, con el desempleo fuera de control. Las personas organizan caceroladas porque quieren comer. Gracias a Dios no cerramos el país y evitamos esto", expresó.

En marzo, cuando muchos países europeos imponían confinamientos para combatir el coronavirus, Lukashenko dijo estar "convencido de que sufrirían más de pánico que por el virus".

Además, afirmó que la epidemia se combatía con "trabajo duro, sauna y vodka".

De hecho, cuando toda Europa canceló los eventos deportivos, la liga bielorrusa de fútbol seguía disputándose.

Rusia y Bielorrusia han sido aliados durante años. Ambos han llevado a cabo acciones militares coordinadas y la débil economía bielorrusa depende del comercio con su poderoso vecino.

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Rusia y Bielorrusia llevan décadas de alianza política y económica, pero la relación se había enfriado en los últimos años.

Sin embargo, en años recientes, las relaciones se habían enfriado desde que Moscú pusiera fin a los subsidios de gas y petróleo.

En medio de su última campaña electoral, en 2020, los jefes de seguridad de Lukashenko acusaron a fuerzas anónimas rusas de ayudar a sus oponentes y fomentar la agitación social.

Incluso, las autoridades bielorrusas arrestaron a 33 rusos cerca de Minsk, la capital. Los capturados aseguraron pertenecer a Wagner, un misterioso grupo mercenario ruso activo en Ucrania, África y Oriente Medio.

Rusia negó las alegaciones de Bielorrusia sobre que los detenidos organizaban actos de terrorismo, insistiendo en que solo se encontraban de paso y que su destino era Estambul, en Turquía.

Lukashenko no se esconde ante los que lo llaman dictador y autoritario.

En una entrevista en 2003, reconoció que el autoritarismo era su estilo de gobierno y que necesitaba "controlar el país".

"Mi posición y el Estado nunca me permitirán llegar a ser un dictador... pero gobernar con estilo autoritario es una característica mía y siempre lo he admitido", dijo.

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Rusia ha lanzado fuertes ataques contra varias ciudades ucranianas.

Años más tarde, en 2012, la Unión Europea amenazó con sanciones por presuntas violaciones de derechos humanos.

Una de las voces más críticas era la del entonces ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle, abiertamente homosexual.

Lukashenko, en lo que se consideró una alusión a Westerwelle, afirmó que era "mejor ser dictador que homosexual".

El mandatario también ha dicho cosas polémicas como que los bielorrusos "no están listos para votar por una mujer" y que la "Constitución no está hecha para las mujeres".

Sus comentarios han provocado protestas, viéndose obligado a explicar que no tiene la intención de ser misógino o irrespetuoso.

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