Yvonne Leyla Ambrosius: una precursora generosa - La Voz del Pueblo

2022-07-22 21:12:30 By : Mr. PERIC CHINA

Desde 1902 junto a cada Tresarroyense

Por Carlos Ernesto Sánchez (*)

Yvonne Leyla Ambrosius: una precursora generosa

El 9 de julio de este año murió Yvonne, había nacido el 10 de agosto de 1937. Sus padres, Arvid y Thora (Pipa) eran hijos de inmigrantes dinamarqueses. Algunas veces me contó de una infancia feliz con temporadas en el campo. Hizo el secundario en el “Colegio de Hermanas” de Tres Arroyos, como se lo llamaba, y la relación con varias de sus amigas de esos años duró toda su vida. Se casó joven con Horacio Miguel Daguerre, un veterinario de familia vasca, oriundo del partido de 9 de Julio. Tuvieron 4 hijos: Cristina, Leyla, Miguel y Pedro. Dedicó los primeros años de su vida a construir su familia junto a Horacio. ¡Era una excelente cocinera y anfitriona!  Amaba la jardinería, seguramente heredó esa pasión de su mamá. La recuerdo arrodillada en la tierra, limpiando su jardín y creando espacio para más flores. Siguió cultivando flores y plantas en macetas hasta sus últimos días de vida y siempre tenía disponible para regalar a alguna de sus visitas una maceta con una planta que ella misma había hecho. Los inicios en yoga Cuando sus hijos eran chicos, comenzó a asistir a yoga con Nati Larsen. Descubrió una práctica que le gustaba y, según lo que recuerdo haber escuchado, en algún momento Nati hizo un viaje y le pidió a Yvonne que la reemplazara al frente de las clases por un tiempo. ¡Fue el comienzo de un recorrido que transformaría la vida de muchas personas! Recuerdo sus clases prácticas de yoga en el living de la casa de sus padres, asistíamos hijos, sobrinos, primas, y seguramente más gente. En algún momento (¿1975?) su práctica se amplió y asistía mucha gente a un salón de la calle Sarmiento al 600. Eran tiempos en que no había “ropa para yoga”, y la ropa deportiva era la pollera-pantalón para las mujeres. De manera que las mujeres hacían yoga la práctica en medias Can-can, entonces las actividades no eran mixtas, por pudor. Algunas mujeres utilizaban unos “enteritos” negros, lo que hoy se conocen como catsuit. Comenzó un horario “para matrimonios” y yo empecé a asistir junto a su hija, mi prima. Eramos jóvenes adolescentes, ¡y creo que al finalizar la práctica salíamos y encendíamos un cigarrillo! Fueron en esos horarios donde comenzó la presencia de varones. Ya era raro que algunas mujeres fueran a yoga, no era popular y ni que hablar de varones asistiendo a una práctica en la que te movías despacio (¿dónde estaba el ejercicio físico?) y con cierto ritmo respiratorio.  SenderosCuando Yvonne cumplió 40 años se imaginó su propio lugar y dio los pasos necesarios para concretarlo. Construyó Senderos en la calle Mitre al 400, con una sala para yoga, grandes ventanales con vista a la plaza Italia, vestuarios , baños; y con los años fue ampliando con más salas, sauna, hidromasaje, sala de masajes, habitaciones para huéspedes y aquella hermosa sala para meditar , paredes y techo de vidrio que se metía en el jardín. Recuerdo cuando daba sus primeras charlas, abiertas a sus alumnos, familias y conocidos, donde hablaba de los beneficios del yoga y explicaba de qué se trataba esa práctica. También en Senderos comenzó a introducir la práctica de la meditación, como otra de las ramas del yoga. Territorios inexplorados para casi todos nosotros. Su formación En paralelo Yvonne siguió su formación y asistió a clases y cursos en la ciudad de Buenos Aires. Creo que es en 1980 que viaja a India por primera vez, en una peregrinación espiritual junto a un grupo organizado por Ismael Quiles, sacerdote jesuita que dirigía la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires. Visitan el Vaticano, Jerusalén, Egipto e India.   ¡Practica en un ashram en India, la cuna del yoga! Pero India era un país de grandes contrastes, y en el ashram no había agua potable y la experiencia fue muy exigente.  Volvió a India unos pocos años más tarde, a un encuentro que proponía unir las filosofías y practicas espirituales de Oriente y Occidente.  Tuvimos una charla personal luego de su primer viaje, porque yo me imaginaba que India era el paraíso de la práctica de yoga. Y no es con esa idea que ella regresa de su viaje. Tampoco hacía falta viajar a India para practicar yoga.  Hubo una época en su vida que viajaba todas las semanas a Buenos Aires para formarse. Viajaba por 24 horas, volvía y seguía con su vida en Tres Arroyos.  Durante esos años conoció mucha gente de distintos movimientos de muchos lugares del país. Médicos que trabajaban con medicinas no convencionales, instructores de yoga, de meditación. Recibió en Senderos a muchísimos de ellos, y ofrecieron charlas, talleres, consultas. Y quienes asistimos tuvimos la oportunidad de conocer ese gran movimiento que nos nutrió en nuestro crecimiento personal.   La red/referentes Tengo memoria de muchas anécdotas y personas. Recuerdo, y por ahí están guardados los recortes, muchas notas publicadas en La Voz del Pueblo.    Nombres que yo recuerdo hoy: Roberto Potti de la Escuela Latinoamericana de Yoga que dirigía Amalia Estevez; Ismael Quiles, s.j., a quien ya mencioné; Roberto Crottogini, médico antroposófico; Mercedes Donadío, instructora de yoga de La Plata y compañera de jornadas de Yvonne; Jorge Esteves Griego, formador de instructores de yoga, María José (de quien no recuerdo su apellido) una española que amó Senderos y trabajaba con Renacimiento, Irene Cabrera de la ciudad de Tandil, con Memoria Celular; Angelita Bianculli, de La Esquina de las Flores con sus clases de cocina natural; Mataji Indra Devi, una de las introductoras de yoga en Estados Unidos, que llenó el salón de actos de la Escuela 1 porque Senderos quedaba chico para tanta gente; Carlos Valles, sacerdote jesuita español que vivió en India y vino a la Argentina exclusivamente por invitación de Yvonne y a quien literalmente Tres Arroyos terminó quedándole chico por la cantidad de gente que lo seguía. No me olvido del doctor Luis del Valle Franco, tresarroyense por adopción, quien murió el 14 de este mismo mes de julio y que apoyó el trabajo de Yvonne y dio charlas sobre alimentación y su importancia en la salud, cuando pocos hablaban de esto…Son solo algunos. La búsqueda espiritual continúa Después de muchísimos años de trabajo, llegó el momento en Yvonne sintió que Senderos había cumplido su ciclo, organizó una despedida y cerró. Continuó su camino personal y de vez en cuando compartía alguna “fotocopia” de un artículo que le gustaba y sentía que sería de ayuda en nuestras vidas. Algunos de sus alumnos se formaron como instructores de yoga. Otros seguimos practicando yoga. Y aún otros hicimos nuestras propias búsquedas a partir de semillas plantadas en aquellos años en Senderos.  Yvonne fue una buscadora espiritual y compartió su propia búsqueda con mucha, mucha gente. Contribuyó a hacer conocida la práctica de yoga en Tres Arroyos y nos introdujo a muchos de nosotros en conceptos y filosofías que desconocíamos. Fue muy generosa, en todos los sentidos.   La búsqueda espiritual no tiene un final. Respondemos a un llamado del alma que nos hace transitar esta vida con curiosidad, viviendo cada día con expectativas, queriendo un poco más, no por insatisfechos sino porque vivir puede ser una experiencia enriquecedora en cada momento. Haciendo lo mejor que podemos para ser mejores personas, cada uno tratando de expresar nuestra humana singularidad. Yvonne nunca abandonó su búsqueda.  (*) El autor, amigo y sobrino de Yvonne, es maestro de Reiki, terapeuta floral y productor agropecuario. Vive en Tres Arroyos

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